Acuosidad

Es difícil poder dimensionar las diversas texturas que rodean nuestro entorno y que conviven a diario con nuestro cuerpo y la forma en que lo utilizamos. Cada objeto posee dimensiones y por sobre todo texturas, las cuales generan una movilidad en el cuerpo, provocando una plasticidad y un lenguaje corporal importante, que trabaja en función de una creación dancística.

 Estar en Galvarino es potente en muchos sentidos, por sobretodo el paisaje logra absorberte y abstraerte de lo que sucede, es inminente la situación de conflictos que aquí se viven. Conflictos de toda índole, emotivos, políticos, físicos, entre otros.

 Sin embargo, existe un agente importante que logra alejarme de todo, trasladándome a un nuevo espacio; el río, el cual le da un nuevo escenario al pueblo, hermoseando aun más el lugar. El rió posee diversas aristas y momentos que le otorgan vida a este lugar, nos muestra diversas emociones y texturas que reflejan lo mínimos que somos ante lo único real: LA TIERRA.

 Hoy quise tomar un riesgo y atreverme a vivenciar lo que el río podía entregarme, así que a pesar del frío decidí bañarme en sus aguas, descubriendo la textura predominante de él, su espesura, el barro que me absorbía me permitió identificar una textura clave para trabajar y experimentar en mi cuerpo.

 Esta demás señalar lo hermoso y mágico que ha sido mi estadía en Galvarino, pero se debe saber lo envolvente que es este lugar, en donde me queda claro que nada se compara a lo que por años ha sido del pueblo mapuche, a lo único verdadero, real y concreto como es que el sol sale todos los días, las nubes avanzan rápidamente, la tierra huele exquisita cuando esta mojada y por sobre todo que el rió acompaña muchas historias, personajes y emociones.

Tabatha

Deja un comentario